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El plátano es una planta perenne que se reemplaza. Esta planta no crece de una semilla, sino de un bulbo o un rizoma, y el tiempo entre la siembra de la planta y la cosecha del racimo es de 9 a 12 meses; la flor aparece en el sexto o séptimo mes y los plátanos se cosechan durante todo el año, ya que no tienen una temporada de crecimiento.

Se cultivan los plátanos en las regiones tropicales donde la temperatura promedio es de 80° F (27° C) y la precipitación anual es entre 78 y 98 pulgadas. Necesitan suelo húmedo con buen drenaje; de hecho, se cultiva la mayoría de los plátanos exportados dentro de los 30 grados a cada lado del ecuador.

Las plantaciones son predominantes en América Latina y requieren grandes inversiones en infraestructura y tecnología para transporte, irrigación, drenaje y facilidades de embalaje. La producción de minifundistas es menos intensa en capital y más intensa en trabajo. Este sistema está presente principalmente en el Caribe Oriental ya que no es posible utilizar el sistema de las plantaciones, debido a factores topográficos.

El cultivo de los plátanos es, por lo general, intenso en trabajo, y consiste en la eliminación de vegetación de la selva, el apuntalamiento de las plantas para contrarrestar el torcimiento por el peso de la fruta, y la irrigación en algunas regiones. Además de un intensivo uso de pesticidas, el proceso de producción convencional consiste en cubrir los racimos de plátanos con bolsas de polietileno para protegerlos del viento, de los ataques de insectos y pájaros y para mantener la temperatura óptima.

La cosecha y la maduración

Después de nueve meses, se cosechan los plátanos cuando aún están verdes. En la bodega de empaque se inspeccionan y se clasifican los plátanos para la exportación. Los compradores de fruta en el Reino Unido no quieren los plátanos magullados y por eso establecen estándares muy altos.

Si los plátanos no cumplen con estos estándares por lo general se venden localmente a un precio mucho más bajo. Luego se transportan a los puertos para ser empacados en barcos refrigerados llamados reefers (los plátanos tardan entre seis y doce días para llegar a Reino Unido/ Europa). Se transportan a una temperatura de 13,3 °C para aumentar su vida útil, y requieren ser manejados con cuidado para evitar daños. Se monitorean y controlan las condiciones de humedad, ventilación y temperatura con cuidado para mantener la calidad. Cuando los plátanos llegan a su puerto de destino, primero se envían a las cámaras de maduración (un proceso realizado con etileno) y luego son enviados a las tiendas.

La producción de los plátanos de postre para la exportación (alrededor de 15 millones de toneladas al año) es de enorme importancia económica para muchos países en el Sur. Depende de monocultivos intensivos, que se sustentan en el uso de grandes cantidades de químicos tóxicos que son peligrosos tanto para los trabajadores como para el medio ambiente.

En esta producción a escala industrial también surgen problemas de manejo de residuos, pero se puede lograr una significativa reducción de agroquímicos, manteniendo buenos niveles de productividad y calidad. Los sistemas orgánicos son cada vez mejor vistos como una alternativa viable e importante para la producción convencional en algunas regiones.

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